Los chinos pescan en un día lo mismo que 30 botes gambianos en un mes
La pesca artesanal se está destruyendo y los jóvenes huyen del país en busca de trabajo
Se necesitan cuatro kilos de pescado para producir un kilo de harina de este producto. Es la que después se usa para alimentar, entre otros, al ganado que produce la carne que comemos. Y esa gran industria extractiva está acabando con la pesca artesanal.
Ocurre en países como Gambia y lo denuncia la película «Stolen Fish», de la directora polaca Gosha Iushtrak, que además comprobó cómo este hecho fuerza la migración de muchos jóvenes de este país africano.
Lo que treinta botes gambianos pescan en un mes, los chinos lo pescan en un día. Lo denuncia Abou Saine, uno de los protagonistas de la película, que explica la aparición de la gran industria de la harina de pescado usada para alimentar granjas productoras de carne y piscifactorías. Un hecho que provoca la emigración.
Nuestra carne barata también se traduce en huidas en pateras que llegan a las islas. En un de ellas huyó el propio protagonista de ‘Stolen Fish’. Huía del hambre y la presión por denunciar cómo se estaba destruyendo la pesca artesanal en su país.
De las costas de Gambia, a 1.600 kilómetros de Canarias, de esa industria intensiva y de nuestra carne barata se llenan las pateras, y es el camino que esta película nos ayuda a entender.