El hombre que vestirá al papa

Rainiero Mancinelli ha vestido a los tres papas anteriores y ya ha dejado preparadas las tres tallas de la vestimenta del próximo.

Los preparativos para este cónclave más allá de las paredes del Vaticano. En Roma, un hombre es clave en la imagen que quedará para siempre en la historia de la Iglesia. Se trata de Rainiero Mancinelli, un sastre italiano que se ha encargado de la ropa que vestirá el futuro papa. Ya fue el que confeccionó el traje de los tres anteriores y ha dejado preparado lo que llevará el próximo.

Rainiero Mancianelli en su taller de Roma, donde ha confeccionado los trajes de los tres papas anteriores y los tres de diferentes tallas para que el futuro pontífice elija cuál vestirá el próximo papa.
Rainiero Mancianelli en su taller de Roma, donde ha confeccionado los trajes de los tres papas anteriores y los tres de diferentes tallas para que el futuro pontífice elija cuál vestirá el próximo papa.

A sus 86 años, Raniero Mancinelli, el maestro sastre que ha vestido a los tres últimos papas, preparó las próximas vestiduras papales antes del cónclave que comenzó este 7 de mayo para elegir al sucesor del papa Francisco.

Un taller en Roma

En su famoso taller romano, a unos 300 metros de los muros del Vaticano, Mancinelli ha confeccionado a mano tres vestimentas papales de distintos tamaños en previsión del nuevo pontífice.

«Estoy preparando tres tallas para que una le quede bien a quien salga elegido», explicó a Efe antes del comienzo del cónclave.

Mancinelli, que abrió su boutique “Mancinelli Clero” en el barrio de Borgo Pio en 1962, vistió a los papas Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco I.

El sastre de los clérigos

Con el paso de los años, su taller se ha convertido en un punto de encuentro para clérigos y cardenales que buscan sotanas y vestimentas elaboradas por expertos y totalmente a mano.

“Bienvenidos, como podéis ver estamos muy ocupados estos días”, dice.

El aumento de la demanda se debe al cónclave, que reúne a 133 cardenales en Roma.

Muchos llegaron buscando atuendos nuevos, incluyendo fajas, solideos y cuellos, para estar adecuadamente preparados para la solemne reunión.

“Hay tantas solicitudes que he perdido la cuenta”, explicó Mancinelli.

Los cardenales solicitaron sus servicios para pruebas de última hora. Algunos necesitaban una faja nueva, otros un zucchetto, a algunos les falta el cuello.

Un negocio familiar

El negocio familiar, ahora gestionado con la ayuda de su hija y su nieto, está funcionando a pleno rendimiento.

Sacerdotes y cardenales han pasado por su sastrería para probarse vestimentas y se examinarse en espejos, mientras los peregrinos examinan rosarios, crucifijos y recuerdos litúrgicos. Roma anticipa hasta 30 millones de visitantes para el Jubileo de la Esperanza de la Iglesia Católica, que se celebra cada 25 años.

Con una cinta métrica alrededor del cuello y agujas en el bolsillo de la camisa, Mancinelli trabajó con precisión y una energía notable, midiendo, cortando y confeccionando con gran cuidado y velocidad.

Aunque ha estado centrado en la preparación del próximo papa, recuerda con cariño al Papa Francisco.

“Era muy sencillo, se conformaba fácilmente y no quería nada sofisticado”, dice. “Moderno y alegre. Tuve una relación maravillosa con él; era cálido, sonriente y tenía muy buen gusto”.

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