Violencia Vicaria: un maltratador no puede ser un buen padre

36 madres de las islas que sufren Violencia Vicaria se han constituido en el grupo Madres Viva para pedir más protección para sus hijos e hijas

La Violencia Vicaria es una forma de Violencia de Género en la que los agresores instrumentalizan a sus hijos e hijas con el fin de causar el mayor daño posible a sus madres. Desgraciadamente, en Canarias lo tuvimos que conocer a raíz de la desaparición y posterior asesinato de las pequeñas Anna y Olivia. Más allá de los casos extremos con ese resultado trágico, hay otras maneras más sutiles en los que se ejerce este tipo de violencia, con devastadoras consecuencias para las madres y también para los y las menores. Para visibilizarla, se ha constituido este grupo al que se han sumado hasta el momento 36 madres de las islas.

En Buenos Días Canarias, Nanda Santana, una de las madres del grupo, ha reconocido que «hay personal en justicia que no sabe identificar aún la Violencia de Género», algo que considera inaceptable.

Entrevista a Madres Viva en Buenos Días Canarias

Violencia institucional

Otra madre ha explicado que se ha enfrentado a situaciones graves y culpa de ello a la violencia que también ejercen las instituciones, a las que considera «cómplices del agresor«. Como ejemplo ha puesto su caso, en el que se ha favorecido la custodia compartida con el padre de su hijo a pesar de existir varios partes de lesiones del niño y denuncias penales.

Esta madre ha denunciado en el programa que, a pesar de que la ley permite retirar el régimen de visitas si hay indicios de violencia, son muchos los jueces y juezas que aún no toman esa decisión.

Esta madre asegura que no puede suceder «que la voz del agresor sea casi más escuchada que la voz de los y las menores que muestran ese daño».

Formación, cumplir la ley y seguimiento

El grupo de madres considera que es fundamental que exista formación especializada y perspectiva de género para el personal de Justicia y operadores jurídicos. También han recordado que existe una Ley de Protección Integral a la Infancia y Adolescencia de la Violencia, que debe aplicarse en toda su integridad. Otro de los ámbitos en los que insisten es la necesaria reparación a las víctimas y mecanismos de seguimiento para que, cuando se dan custodias en casos de alta conflictividad, se vele por la seguridad de las madres y menores.

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