Una fase de estabilidad que ayuda a no incrementar los daños causados hasta este momento por la erupción volcánica
La erupción volcánica en Cumbre Vieja ha entrado en una fase de estabilidad, lo que ayudaría a no incrementar los daños ya causados, según aprecian los científicos, que no obstante advierten de que en las próximas horas se puede producir un empeoramiento en la calidad del aire.
El director técnico del Plan de emergencia volcánica de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, ha afirmado este miércoles tras la reunión del comité, que no obstante hay que mantener la máxima prudencia posible porque la realidad del volcán «es cambiante», pero ha insistido en que si se mantiene esta constante de estabilidad «es bueno para todos».
Empeorará la calidad del aire
Sin embargo, es probable que con el movimiento del viento rolando a otras posiciones en las próximas horas se genere un problema de partículas en suspensión que empeore la calidad del aire en la isla, ante lo que la directora en Canarias del Instituto Geográfico Nacional (IGN), María José Blanco, señaló que hasta ahora, se han registrado concentraciones altas de micropartículas que no han supuesto un riesgo para la población.
La también portavoz del Pevolca ha añadido que se está a la espera de obtener los resultados del análisis de metales en laboratorio para evaluar su incidencia, y ha indicado que hará una campaña de medida del ácido clorhídrico en las poblaciones afectadas por el penacho marino.
La estabilidad del volcán se percibe en el reducido avance de la lava, que discurre por una sola colada por el camino marcado por la colada primigenia, y también a través de un «túnel lávico» que permite una conexión directa entre el centro emisor y el mar y que de momento asegura que no aumente la anchura de 1.250 metros que ocupa la colada en su punto máximo.
En las últimas horas, la lava inició un pequeño intento de crecimiento hacia el norte de la montaña de Todoque y otro cerca del Camino de la Gata, pero ambos engrosamientos quedaron paralizados, como lo está desde hace tres días otra colada que discurrió hacia el norte por la Calle Paraíso y la carretera LP-2 cuando el cono del volcán tuvo una rotura.
La superficie cubierta por la lava alcanza las 421,93 hectáreas, apenas 1,81 hectáreas más que la víspera, y el delta lávico sobre el mar, que se extiende hasta los 500 metros de distancia desde la costa, ocupa 38 hectáreas, frente a las 36 del martes, y llega a una profundidad de 250 metros.
El director técnico del Pevolca ha informado de la superficie agrícola afectada por la lava: 93,4 hectáreas de cultivos, de las cuales, 35,6 hectáreas son plataneras, 32,9 viñedo, 6,7 aguacates y el resto otros cultivos.
Cambio en dirección del viento
Con el flujo de lava encauzado y estabilizado, la preocupación de los científicos del Pevolca se centra en las próximas horas en el cambio previsto del viento hacia el sur-suroeste y un descenso de la inversión térmica desde los 1.200 a los 900 metros.
Ese escenario apunta a condiciones desfavorables en la calidad del aire hacia el este y norte de la isla y una posible afección en la operatividad del aeropuerto.
El penacho del volcán mantiene una «potente» emisión de dióxido de azufre (5.849 toneladas diarias) pero en ninguna de las estaciones de medición se han superado los parámetros de riesgo para la población, tampoco en partículas de menos de 10 micras.
La altura de la columna de cenizas y gases se sitúa en los 3.000 metros.
La actividad sísmica también acompaña a este periodo de estabilidad eruptiva, con un descenso en el número e intensidad de los terremotos (el mayor de magnitud 3,7), que se mantienen sobre todo en profundidades medias de entre 10 y 15 kilómetros en la misma zona en que se detectó el enjambre sísmico que precedió al nacimiento del volcán.